La ONU autoriza la primera vacuna infantil contra la viruela símica en el Congo

La Organización Mundial de la Salud autorizó la primera vacuna contra la viruela símica para niños.

Los expertos esperan que esta decisión ayude a hacer que las vacunaciones sean más accesibles para una de las poblaciones más afectadas durante los brotes actuales de la enfermedad en la República Democrática del Congo y otros lugares de África.

En un comunicado emitido el martes por la noche, la agencia de salud de la ONU dijo que había aprobado el uso de la vacuna fabricada por la empresa japonesa KM Biologics contra la viruela símica en niños mayores de un año como una dosis única.

Miles de casos sospechosos

A principios de este mes, la organización benéfica Save the Children indicó que los casos entre niños menores de 18 años habían aumentado más de 130% en el Congo, y señalaron que actualmente hay más de 25,000 casos sospechosos.

La organización dijo que los niños tenían casi cuatro veces más probabilidades que los adultos de morir por la forma más reciente de esta enfermedad, detectada por primera vez en el este del Congo a principios de este año.

La viruela símica, también conocida como mpox, está emparentada con la viruela común y provoca síntomas que incluyen fiebre, erupciones, lesiones y fatiga.

"Los niños son especialmente vulnerables a la viruela símica", dijo en un comunicado la doctora Katia Vieira de Moraes LaCasse, de Save The Children. "Ellos exploran tocando y probando, no siempre entienden las indicaciones de salud y tienen sistemas inmunitarios más débiles que los adultos".

Los científicos han señalado que la viruela símica parece afectar desproporcionadamente a los niños en el Congo y Burundi, que representan más de 90% de todos los casos de viruela símica encontrados en el brote actual de África.

La OMS había aprobado previamente la vacuna contra la viruela símica fabricada por Bavarian Nordic para personas mayores de 18 años, pero dijo que podría usarse en poblaciones más jóvenes si los médicos consideraban que los beneficios podrían superar los posibles riesgos, dada la falta de datos en niños y otros grupos, como las mujeres embarazadas.