Europa a oscuras una lección de vulnerabilidad energética.
Por la Redacción.- Luis Padilla
El reciente apagón que sumió a gran parte de Europa en la oscuridad ha dejado al descubierto una cruda realidad: la fragilidad del sistema energético del continente. En una era donde la dependencia tecnológica es absoluta y la estabilidad energética es sinónimo de seguridad nacional, una falla de esta magnitud no solo representa una interrupción de servicios, sino un llamado urgente a la acción.
Las causas aún están bajo investigación, pero los primeros indicios apuntan a una combinación de fallos en la infraestructura, ataques cibernéticos potenciales y una red interconectada que, paradójicamente, es tan fuerte como su eslabón más débil. Lo ocurrido pone en jaque la confianza de los ciudadanos en sus gobiernos y cuestiona la preparación de la Unión Europea para enfrentar emergencias de gran escala.
Este evento no puede tratarse como un accidente aislado. Es una advertencia clara sobre los riesgos de postergar la modernización de las redes eléctricas, subestimar la ciberseguridad y no diversificar las fuentes de energía. La transición hacia energías renovables es fundamental, pero debe ir acompañada de inversiones en almacenamiento, resiliencia y respuesta rápida.
Europa debe repensar su modelo energético, fortalecer sus protocolos de emergencia y promover una cooperación real entre naciones. Porque más allá del apagón físico, lo más peligroso sería quedarnos a oscuras en la toma de decisiones.